"Quiero que te imagines que vives en un planeta donde todas las personas padecen una enfermedad en la piel. Durante dos mil o tres mil años, la gente de este planeta ha sufrido la misma enfermedad: todo su cuerpo está cubierto de heridas infectadas, que cuando se tocan, duelen de verdad. Evidentemente, la gente cree que esta es la fisiología normal de la piel. Incluso los libros de medicina describen dicha enfermedad como el estado normal. Al nacer la piel está sana, pero a los tres o cuatro años de edad, empiezan a aparecer las primeras heridas y en la adolescencia, cubren todo el cuerpo.
¿Puedes imaginarte cómo se tratan estas personas? Para relacionarse entre sí tienen que proteger sus heridas. Casi nunca se tocan la piel las unas a las otras porque resulta demasiado doloroso, y si, por accidente, le tocas la piel a alguien, el dolor es tan intenso que de inmediato se enfada contigo y te toca a ti la tuya, solo para desquitarse. Aun así, el instinto del amor es tan fuerte que en ese planeta se paga un precio elevado para tener relaciones con otras personas.
Bueno, imagínate que un día ocurre un milagro. Te despiertas y tu piel está completamente curada. Ya no tienes ninguna herida y no te duele cuando te tocan. Al tocar una piel sana se siente algo maravilloso porque la piel está hecha para la percepción. ¿Puedes imaginarte a ti mismo con una piel sana en un mundo en el que todas las personas tienen una enfermedad en la piel? No puedes tocar a los demás porque les duele y nadie te toca a ti porque piensa que te dolerá.
Si eres capaz de imaginarte esto, podrás comprender que si alguien de otro planeta viniera a visitarnos tendría una experiencia similar con los seres humanos. Pero no es nuestra piel la que está llena de heridas. Lo que el visitante descubriría es que la mente humana padece una enfermedad que se llama miedo. Al igual que la piel infectada de los habitantes de ese planeta imaginario, nuestro cuerpo emocional está lleno de heridas, de heridas infectadas por el veneno emocional. La enfermedad del miedo se manifiesta a través del enfado, del odio, de la tristeza, de la envidia y de la hipocresía, y el resultado de esta enfermedad son todas las emociones que provocan el sufrimiento del ser humano".
"PERDÓN POR DESCRIBIRTE CON TAN PRECISA LETANÍA. FUI DEVORADO POR LAS FAUCES DEL TIEMPO, ¡OH!, VORAGINOSA ARMONÍA"
jueves, 15 de agosto de 2013
miércoles, 14 de agosto de 2013
SÉ REBELDE
El primer fundamento es ser rebelde.
Todas las religiones destruyen el potencial de rebelión en los seres humanos. Es obvio, porque enseñar a rebelarse consiste en enseñar a las personas a oponerse a la tradición, las convenciones, la sociedad, la religión. Todos esos son intereses creados. La rebelión tiene que ser aplastada completamente. Pero en el instante en que el espíritu de rebelión muere en una persona, esta vive en una existencia inerte, porque el espíritu de rebelión es el verdadero espíritu.
Las religiones han enseñado exactamente lo contrario.
Enseñan a creer.
Yo te enseñaré a dudar.
Enseñan a tener fe.
Yo te enseñaré a indagar.
Te dan todo digerido.
Pero te digo que no te servirá de nada si no lo consigues con tu propio esfuerzo. Un DIOS que te dan en la mano no vale nada.
Unas escrituras sagradas que vienen de la tradición y solo se repiten como loros son suicidas. Con ellas te estás envenenando porque cuanto más sepas, menor es la posibilidad de que busques, indagues, encuentres.
Cuando te haces a la “tonta idea” de que ya sabes, no surge la necesidad de investigar. La necesidad de investigar surge solo cuando sientes que no sabes nada. Pero ninguna religión te dice que no sabes nada sino que te inculca conocimientos, catecismo, doctrinas y dogmas por la fuerza. Llenan tu mente con toda clase de palabras vacías. Una palabra siempre esta vacía sino contiene tu experiencia.
Mi palabra no puede ser un alimento para ti. Estará vacía, pues solo es el recipiente. ¿Cuál es el contenido? No hay manera de comunicar el contenido. Puedo transmitirte el contenedor, la palabra, pero ¿Cómo te transmito mi experiencia, que siempre queda atrás? Recibes la palabra y veo en tus manos una palabra vacía y muerta, pues lo que te quise expresar, comunicar, transferir, se quedó, nunca abandono mi ser.
Por eso la verdad es inexpresable.
Solo los “tontos” insisten en hablar de la verdad. Estos “tontos” creen que lo que dicen es la verdad, pero solo dicen bla bla bla. Son charlatanes y creen que transmiten algo porque no tienen nada más que la palabra. Por eso creen que transmitieron algo. Pero el hombre que sabe no cree que sea posible comunicar la verdad, Sí puede inspirarte para que indagues, pero no puede transmitirte la Verdad como tal.
Así pues, lo primero es el espíritu de rebelión, que implica duda, escepticismo, búsqueda. Y este requiere mucho valor, porque estarás en contra de todos los que se detentan el poder: los políticos, los sacerdotes, los más ricos, los pedagogos de las universidades. Los que ocupan las posiciones de poder.
Tu esfuerzo por indagar es una declaración contra ellos, que dicen: "Jesucristo encontró la Verdad; no tienes de que preocuparte. Basta que con que creas en Jesucristo". Pero eso es tan tonto como decir: "Albert Einstein descubrió la teoría de la relatividad. No te preocupes por la teoría de la relatividad; basta con que tengas fe en Albert Einstein y todo estará bien". ¿Crees que teniendo fe en Albert Einstein vas a entender de qué trata la teoría de la relatividad? ¿Qué tiene que ver tu fe en Albert Einstein con la teoría de la relatividad? No guarda ninguna relación.
Pasa lo mismo con Krishna, Zarathustra, Buda, Mahoma, Jesús. Con solo tener fe en Jesús, es imposible que sepas lo que el sabía. Para empezar, ¿Cómo sabes que sabía? En segundo lugar, ¿Cómo puede anular el escepticismo que te acompaña desde tu nacimiento?
La fe se aprende.
La duda es tu habilidad natural.
La existencia te da la cualidad de dudar y los intereses creados destruyen esa cualidad y la cubren de convicciones. Las convicciones los favorecen a ellos, no a ti.
Hay algo de locura en esto, porque estoy hablando en contra de mi propia profesión, pero no puedo evitarlo. Podría haberme convertido en un maestro de talla mundial, con millones de seguidores, de no haberme sido tan loco como para ponerme a decirte la verdad. Y la verdad es que los intereses creados están contra ti: contra tu individualidad, contra tu naturaleza, contra tu potencialidad...
OSHO
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