lunes, 15 de septiembre de 2014

Oda al gato.

"Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.
El hombre quiere ser pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.
No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas de la noche.
Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato.
Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.
Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
el mar y la ciudad incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus extravíos,
el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo,
la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero,
el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato.
Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro".
Pablo Neruda

miércoles, 10 de septiembre de 2014

EL ARTE POR EL ARTE.

XXIV

EL ARTE POR EL ARTE.- "La lucha contra la finalidad en el arte es siempre una lucha contra las tendencias moralizadoras, contra la subordinación del arte a la moral. El 'arte por el arte' quiere decir: 'que el diablo se lleve a la moral'.
Esa misma enemistad delata el poder preponderante todavía de aquella preocupación. Pero aunque se excluya del arte el fin de edificar y de mejorar a los hombres, no se sigue de ahí que el arte deba carecer en absoluto de un fin, de una aspiración, de un sentido, que sea, en una palabra, el arte por el arte -la serpiente que se muerde la cola-.
'No tener fin, ¡antes que tener moral!' Así habla la pasión. Pero un psicólogo pregunta, por el contrario: ¿qué es lo que hace toda especie de arte?, ¿no alaba?, ¿no glorifica?, ¿no aísla? Además de esto, el arte fortalece o debilita ciertas evaluaciones; ¿es esto un accesorio, una cosa accidental? ¿es algo en que el instinto artístico no toma participación completa? ¿es que la facultad de poder del artista no es la condición primera del arte? El instinto más hondo del artista, va al arte, o bien no corre hacia el arte, sino hacia la vida, hacia un deseo de vida. El arte es el gran estimulante de la vida; ¿cómo hemos de concebir el 'arte por el arte'?
Queda aún otra cuestión: ¿no muestra el arte muchas cosas que toma de la vida, feas, duras, dudosas? Emanciparse de la voluntad era la intención que Schopenhauer atribuía al arte; disponer de la resignación, era para él la gran utilidad de la tragedia que veneraba. Pero esto, como he dado a entender, es la óptica de un pesimista, es el mal de ojo, y hay que apear de esta opinión a los artistas mismos. ¿Qué sentimiento suyo nos comunica el artista trágico?
Lo que afirma, ¿no es precisamente la falta de temor ante lo terrible e incierto?
Ese estado es un deseo superior, y el que le conoce le honra con los mayores homenajes, y le comunica, necesita comunicarle, suponiendo que sea artista, genio de la confidencia. El valor y la libertad del sentimiento ante un enemigo poderoso, ante un revés sublime, ante un problema que espanta, es el estado triunfante que elige y glorifica el artista trágico. Ante lo trágico, el consejo de guerra de nuestra alma celebra sus saturnales; el que está habituado al dolor lo busca, el hombre heroico, celebra su existencia en la tragedia, y el artista trágico ofrece su vida la copa de esta crueldad, la más dulce de todas".

Nietzsche "El crepúsculo de los ídolos"